Rossi, la leyenda continúa

En el GP de Malaisia de 1996, los periodistas que entonces cubríamos el Mundial de motociclismo caímos en la cuenta de que un nuevo piloto italiano se incorporaba a 125cc. Personalmente no sabía nada de ese tal Valentino Rossi, pero un sexto puesto en su debut en el circuito de Shah Alam reclamó la atención de todos. Ese mismo año ya ganó su primera carrera en la República Checa y al año siguiente conquistó su primer título en la categoría pequeña. El resto es una historia bien conocida por los aficionados del mundo entero, se forjó el mito de quien para muchos es el mejor piloto que ha existido en este deporte. Y ahora, 21 años después de que se estrenara en los grandes premios, afronta el que es, ahí queda eso, el número 350 de su trayectoria. Más que nadie y con diferencia sobre el siguiente (Capirossi, 329).

Con el paso del tiempo la leyenda continúa. No sólo impresiona un palmarés que será difícil de igualar en el motociclismo moderno, también lo hace y no en menor medida que siga exhibiendo un rendimiento tan espectacular a los 38 años. Sueña con sumar su décimo título y desde luego que no es una quimera (aunque yo lo considero poco probable), pelea día a día con rivales que casi no habían nacido cuando ya competía en el Mundial y demuestra la ambición y valentía propias de un debutante. En Argentina alcanza un nuevo hito que no es comparable a la gloria del triunfo pero que sí dice muchísimo del talante y talento de un fuera de serie. Hay que admirar a Rossi como campeón pero especialmente como deportista. No pasa nada si alguna vez pierde los papeles, todos lo hacemos y él se merece perdonarle cualquier cosa.