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La noche grande de Asensio y Morata

Zidane sacó en Leganés la cara B, un equipo que recordaba al de Eibar, la segunda unidad, como se dice en baloncesto. Más trabajadores, más ordenados, pero también con muy buen pie en su mayoría. Sólo había cuatro que podamos llamar titulares, pero los once eran internacionales. Así que no fue extraña su salida, con empaque, poderío y goles. Magnífico James, imponente Asensio, cuyo futuro se presenta deslumbrante, implacable ante el marco Morata. El Madrid se puso 0-3 como el que lava. La cara de Garitano era un poema. Aquello olía a goleada tremenda, porque estos suplentes no tenían nada que guardar para el sábado.

Pero el Leganés mantuvo el partido vivo. No decayó, vio una fisura por el lado de Danilo, el patito feo en este equipo, y con eso más cierta confianza colectiva en el Madrid, consiguió en muy poco tiempo ponerse 2-3. Fueron, las del Madrid y el Leganés, dos ráfagas sucesivas de juego y acierto. Así que el partido, que estaba muerto, resucitó, y vivo se mantuvo hasta casi el final, porque aunque a la vuelta del descanso el Madrid hizo el cuarto, el Leganés no tiró nunca la toalla. Es, lástima, un equipo con poco remate, el menos goleador de la categoría, pero tiene orden, moral y buenos jugadores. Todo junto produjo un partido muy vistoso.

Esta cara B del Madrid tiene cuajo. Tiene más orden que el primer equipo, al que los privilegios de la BBC producen problemas, y tiene jugadores a los que duele no ver más a menudo, particularmente Asensio, que cada día juega mejor. Es exquisito en el manejo del balón, tiene visión y a eso une una potencia tremenda. Se le vio en el ‘slalom’ de ayer en el primer gol, que recordó aquel golazo que le hizo al Sevilla tras correr toda la banda. Su suplencia, como las de Lucas Vázquez, Morata y Nacho pesan cada vez que se les ve jugar y en cierto modo debilitan a la Selección. Al menos noches así nos permiten disfrutarlos.