El escudo con botas del Madrid
La preciosa sede de la Peña Madridista de Fuengirola (su presidente Antonio Carrasco es un crack) acogió un espléndido foro que sirvió para rendir culto a la figura de Juan Gómez, Juanito. Eterno 7. El único futbolista que en cada partido se le recuerda en el Bernabéu coreando su nombre. No fue el mejor, ni el más completo, ni el más goleador, ni el más desequilibrante... Pero era nuestro Juanito. El escudo con botas del Real Madrid.
Y un corazón tan grande como su cabeza. Recuerdo lo que me contó un día Juan José ‘Sandokán’, uno de los ponentes en la charla de ayer en Fuengirola. “Roncero, cuando yo llegué al Madrid en 1982 tardé un par de semanas en encontrar casa. Se enteró y me ofreció la suya y me tuvo allí casi un mes. Me trató a mí y a mi mujer como si fuésemos de su familia. Me dejaba su coche. Me invitaba a comer. Juan pasó a ser como un hermano para mí. Cuando la gente se entrega así de esa manera, sólo puedes concluir que tiene un corazón enorme”.
P or eso, en este 25 aniversario de su dolorosa pérdida no sólo se recordará al genio. También a la persona. A ese corazón desbocado capaz de perder la cabeza en Múnich y a la vez arrepentirse de inmediato pidiendo que le cayeran todas las plagas de Egipto como castigo. Juan era único. Inmortal.