Ramos y Llull, en el Día de la Marmota
No era 2 de febrero, pero el pasado domingo, 12 de marzo, bien podría haber pasado por el Día de la Marmota. Sergio Llull y Sergio Ramos se encarnaron en Bill Murray, para continuar atrapados en el tiempo, como le ocurría a aquel meteorólogo de película en el pequeño pueblo de Punxsutawney. La historia de los Sergios ya la habíamos visto antes, un día tras otro. También los adversarios. Y pese a ello, nadie es capaz de evitar que se repita. Brad Oleson hizo una buena defensa, pero el menorquín se retorció hacia atrás y logró la canasta decisiva para dar la victoria sobre el FC Barcelona, el eterno rival. Cuando el Real Madrid lanzó el córner sobre el Betis en el minuto 81, todos los ojos y los comentarios estaban puestos en Ramos. Y aun así metió el balón en la portería.
La primera vez que resuelves una jugada decisiva, puede ser por casualidad o por fortuna. Pero si vives atrapado en el tiempo, ya no hay que buscar las explicaciones en ciencias ocultas. Sergio Llull y Sergio Ramos son dos referentes mundiales en sus deportes, el baloncesto y el fútbol. Por eso asumen la responsabilidad, por eso sus compañeros les buscan, y por eso los aficionados se destocan ante ellos, independientemente de los colores deportivos. En este Día de la Marmota también disfrutamos en la París-Niza del enésimo ataque lejano de Alberto Contador, marca de la casa. Tampoco es casualidad. Ni que el Movistar Inter haya ganado a ElPozo Murcia cinco de las seis finales que han disputado en la Copa de España de fútbol sala. La grandeza se mide así. Cuando no tiembla el pulso en los momentos calientes.