Escuchando a Valdano en El Club ponderando la reiterada heroicidad de Sergio Ramos en partidos vitales para la historia del Madrid, recordé el verano de 2015. No han pasado ni dos años, cuando al camero le obligaron a echar un órdago y se deslizaba bajo las moquetas la palabra pesetero. Supongo que Ramos contará algún día si influyó más aquella oferta del United o la patética imagen de la soledad de Casillas en su adiós la que cambió el rumbo de aquella negociación y le garantizó el brazalete hasta 2020.Si Sergio ha conseguido que su nombre esté equiparado en el imaginario madridista a los de Pirri, Camacho, Hierro o Raúl es por esa valentía con la que remata los córners o la que le hace tirar un penalti a lo Panenka, tras mandar uno al segundo anfiteatro.

En lo único que se equivocó Sarri fue en decir que intentaría tocarle los h… al Real Madrid. Se olvidó de Ramos y que ese carácter no se paga con dinero.