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Los árbitros deben cuidar el espíritu del reglamento: ellos deben interpretarlo

Los logros. Pasan los años y nunca se valora justamente los logros conseguidos por el arbitraje. Hagamos memoria. Algunos todavía nos acordamos de esas entradas por detrás en forma de tackling que tocaban el balón pero acababan derribando al jugador. Entrada peligrosísima debido a que una vez que te vas al suelo tu cuerpo es incontrolable y se convierte en un arma. Cuántos jugadores acabaron lesionados por esta acción. Pues bien, gracias a la consistencia de los árbitros y su valentía a la hora de mostrar tarjetas rojas, erradicamos casi por completo esas entradas.

Codazos. Otra acción que estuvo de moda fueron esos codazos agresivos en el salto disputando el balón. Padecimos unas cuantas fracturas de pómulo, de nariz, y tuvimos que poner remedio para acabar con esas acciones. Se consiguió y ahora todavía vemos amonestaciones por disputar el balón con el brazo en alto. Pero gracias otra vez a la buena labor arbitral hoy en día es muy difícil ver esos codazos violentos y agresivos.

Fingimientos. Y ahora mi autocrítica. Veo que los jugadores siguen fingiendo en cualquier parte del campo caídas con la única intención de sacar provecho. Convendría recordar que la simulación está castigada con un tiro libre indirecto y amonestación. Y esto no sólo en las áreas. Puede ser en cualquier parte del campo. ¿Por qué creo yo que no se amonesta? Es bien sencillo, en una gran cantidad de simulaciones hay un pequeño contacto y el jugador se tira. Si tú le amonestas debido a que aunque haya un pequeño contacto sabes que se está tirando, esa amonestación luego es recurrida por los clubes y los diferentes comités, al ver ese pequeño contacto, dejan sin efecto la amonestación. Una vez más las frías leyes y su interpretación por gente que sabe mucho de normas pero poco del espíritu del juego, hacen retraerse al árbitro en la toma de sus sanciones. A nadie le gusta que le quiten tarjetas por lo que en una actitud defensiva han decidido no mostrar estas cartulinas.

Cuidar el espíritu. Yo creo que el mensaje que habría que trasladar a los árbitros es que no les importe la posterior retirada de tarjetas y que cuiden el espíritu del reglamento ya que son los grandes conocedores e intérpretes de él. Ya sabemos que los abogados se agarran a la letra, es su trabajo y la verdad es que lo hacen de maravilla. Pero, amigos y compañeros árbitros, no nos dejemos arrebatar por miedos el espíritu del reglamento. Ese pertenece al mundo del fútbol y no al de los despachos.