Estreno polémico de la tecnología arbitral
Tengo escrito aquí que no me entusiasma mucho la perspectiva, ya inevitable, del apoyo tecnológico al arbitraje, salvo quizá en lo que se refiere a un chip en el balón y sistemas de detección en el marco de la portería, que puede dar chivatazo automático en caso de goles fantasma. Pero ya está aquí. Este Mundialito lo aplica a modo experimental e intervino para auxiliar a Kassai, que tras consulta decidió dar penalti en favor del Kashima. Confieso que, contra mis prejuicios, en principio me gustó. Fue limpio, rápido y, en efecto, hubo una zancadilla furtiva, difícil de ver. Pensé que los defensas se cuidarían más a partir de ahora. Pero...
Resultó que el zancadilleado esperaba el saque de una falta en fuera de juego. Eso no lo detectó el linier, tampoco la cámara. Por las prisas, propias de todo estreno, no cayeron en eso. ¿O es que son de la línea de los que defiende, como Díaz Vega, que no hay fuera de juego hasta que se entra en contacto con el balón? Eso es una interpretación que vemos aquí pero no en todas partes. Hace poco, ante el Rostov, le pitaron al muniqués Müller un fuera de juego por acudir al remate desde posición adelantada, aun sin llegar a tocar el balón. En este caso, el jugador adelantado acudía al remate cuando sufrió la zancadilla.
En fin, que la primera intervención del auxilio tecnológico queda empañada. Para más inri, el error fue a favor del de casa, con lo que muchos pensarán que para ese viaje no hacían falta alforjas. Me temo que estamos toqueteando demasiado algo, el fútbol, que ha venido funcionando muy bien durante muchos decenios. Pero si ha de tocarse, hágase bien. Que se equivoque el árbitro, o el trío arbitral, se puede justificar por la urgencia y las dificultades. Pero si hay fallo tras auxilio tecnológico, correrán sospechas de manipulación. Y si estamos jugando con reglamentos diversos, aplicables según dónde y cuándo, dígase.