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Chapado, un perfil idóneo

Tras 27 años de presidencia de Odriozola, llega Raúl Chapado. Su perfil parece pintiparado para dirigir el atletismo. Fue atleta. No de los buenísimos, pero sí de los que iban a los grandes campeonatos —los Juegos de Sydney 2000 entre ellos— para luchar por meterse en las finales. Después estuvo en la cocina de las candidaturas olímpicas de Madrid 2016 y 2020 como director de deportes. Con Ruiz-Gallardón, con Mercedes Coghen, con Alejandro Blanco, con nuestros miembros del COI... No llega, por tanto, a la presidencia del atletismo con una mano delante y otra detrás. Sabe cómo se hacen las cosas y también cómo no deben hacerse. Incluso a nivel de dopaje. Coincidió en las pistas con Paquillo, con Marta Domínguez, con otros atletas sospechosos. Y en ese mundillo, se dice, se comenta...

Chapado es todo lo contrario de lo que fue Odriozola. Cordial, en absoluto polémico, exquisito en sus formas... Su talante es buscar acuerdos y confiar en los equipos. Algo de protagonismo no vendría mal, pues le hace parecer blando, pero es su forma de ser. Hereda un atletismo al que hay que lavar definitivamente su imagen, captar nuevos recursos, reforzar sus estructuras, acabar con las nacionalidades exprés, acudir a los campeonatos con algo más de dignidad y devolvérselo a la sociedad como el auténtico rey que fue del deporte. Hubo un tiempo en el que la natación se encontraba muy alejada de los éxitos del atletismo; últimamente es al revés. Por algo Carpena sigue al frente de la natación y Odriozola se va. Chapado se ve en el compromiso de reducir distancias.