Jugar andando o corriendo
En el fútbol de hoy es muy difícil ganar un partido a un rival de nivel corriendo menos que él. El Sporting dominó todos los recovecos del encuentro y se mostró como un señor equipo en el Bernabéu. Jorge Jesús taponó a Modric y a Kroos y Benzema no ejerció de pegamento, porque está aún muy tieso. Cristiano tampoco está físicamente para muchos trotes tras su lesión, pero su jeraraquía es indiscutible y, a medio gas, sigue teniendo dos ocasiones por partido. Su golazo de falta al equipo de su infancia, con dolor de corazón, explica bien que sea intocable. Personifica como nadie la capacidad para creer que tiene el madridismo, aun siendo mucho menos que su rival.
A Zidane no le tembló el pulso y sentó a dos cracks. Con las megaestrellas ni atacaban ni defendían bien. Hizo los cambios adecuados. Morata, Lucas y James cambiaron el guión del partido. Al menos, le pusieron hambre, desborde, profundidad y amplitud al Real Madrid. Con ellos, el equipo blanco defendió más arriba y atacó más y mejor. El gallego hizo en veinte minutos lo que no hizo todo el Madrid en setenta. El colombiano y el goleador español le pusieron en el último segundo el tinte épico con el que el Bernabéu se colorea en las noches europeas. Morata necesitaba un gol así para refrendar su excepcional trabajo en este inicio de temporada. Un aviso a navegantes y una lección que aprender. Con el nombre no se gana en la Champions League, a menos que seas el Madrid.