Mou contra Pep para competir con el Messi contra Cristiano
Los mejores técnicos. Cuando Celta y Atlético lleven media hora de partido para estrenar el nuevo y polémico horario liguero del sábado a las 13:00, reviviremos un nuevo episodio, esta vez en Manchester, de la que podría calificarse como la mayor dicotomía del fútbol moderno a nivel de banquillos. Duplicar el gasto en jugadores, como han hecho en los dos últimos lustros, no es el camino de la excelencia. Ninguna imagen más simbólica del viraje de la Premier hacia los entrenadores estrella como el Mourinho contra Guardiola, dos formas de entender el fútbol y la vida, dos ganadores empedernidos, con personalidades arrolladoras y una capacidad de seducción indiscutible desde distintos prismas. Con permiso, los dos mejores entrenadores del mundo.
La renuncia a Hart. Cuando Quique Sánchez Flores llegó al Watford se le quedó grabado un consejo de Roberto Martínez. Si quieres triunfar en un equipo inglés, tu capitán y tus líderes de vestuario tienen que ser ingleses, le vino a decir. No hay más que pasarse por cualquier tienda de un estadio inglés y ver el culto al brazalete para entender la fuerza del capitán en la cultura británica. Guardiola suele salirse de lo común. Fichó a Claudio Bravo porque su portero tiene que leer el juego igual de bien que su mediocentro y necesita que sus equipos generen superioridad desde su propia área. El brazalete, ahora, lo lleva Pep.
El nuevo Ferguson. Sir Alex y Mou se solían tomar un vino cada vez que se acababa el partido entre sus equipos. De allí nació una buena amistad y una admiración mutua. Ferguson siempre fue el más listo y un maestro en manejar el palo y la zanahoria en el vestuario. Después de perder a jirones peso futbolístico, que no de negocio, en Europa y en la misma Premier, el United entendió que había que volver a ganar. Mou era su hombre. Con él, y sin Champions, llegaron Ibra y Pogba, por una cantidad indecente, para recuperar esa supremacía. Alcanzan el cruce de caminos con tantos partidos como victorias. Ser el mejor de la ciudad sería un buen comienzo para pensar que puede ser el mejor de toda la Premier. Aquí habrá quien lo quiera ver como otro Madrid-Barça. País.
Cambio de papeles. El Barça dejó de mirar a su cantera y tiró de cartera para mejorar su banquillo e intentar recuperar la hegemonía europea. En Can Barça deben pensar que ya no es tiempo de poesía que rimaba con La Masía. El Madrid, habitual protagonista del mercado, ha tirado de freno de mano con la plantilla más competitiva de su historia y con la amenaza vigente de dos ventanas de mercado sin poder fichar. En el equipo de Zidane será igual de atractiva la pelea por la titularidad que por la suplencia. Un cambio de guión y de modelo, tan inesperado como apasionante.