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Musa le dio la réplica a Messi

Es bonito ver jugar a Messi. Ya no volverá a meter 91 goles en un año natural y el rubio platino le sienta peor que a Jane Harlow, pero da gusto verle jugar. Economiza esfuerzos, más ahora que está en pretemporada, pero maneja el juego como los grandes quarterbacks del fútbol americano. Es de los más bajitos del campo, pero ve el juego con periscopio y pone el balón con precisión maquinal. Todo lo que pasa en el Barça tiene que ver con él. Los afanosos chicos del Leicester se vieron en desventaja de 3-0 antes del descanso y posiblemente se retiraron al vestuario pensando quién les mandaba jugar contra Messi.

Y un aplauso también a Munir, que ayer liberó un poco a la directiva de la búsqueda del cuarto delantero. Marcó dos buenos goles, entró en juego, hizo más cosas. Entre eso y la gran cantidad de buenos centrocampistas de ataque que tiene el Barça, que ofrecen la posibilidad de un recurso frecuente al 4-4-2, la directiva puede resignarse a no fichar el ansiado refuerzo arriba. Se entiende que nadie quiera venir para suplente. Y, bajando y bajando en la lista, se puede acabar, por obsesión, pagando un exceso por un jugador que no sea mejor que lo que hay. Lo que hay es Munir, que ayer gritó bien alto su nombre.

Aunque el que de verdad llamó la atención fue Musa, recién llegado del CSKA al Leicester a cambio de 18 millones. Ingresó tras el descanso y dejó una sensación imponente, con dos golazos (en los dos me pareció ver a Pelé en su plenitud) y varias acciones de peligro más. Fue un tormento para el Barça. Juega dentro, donde muerden los cocodrilos, y no le asustan ni el balón ni los contrarios. Casi le da la vuelta él solito al partido. Me quedó la impresión de que a Mascherano le perdonaron un penalti sobre él. Pero al final llegó el cuarto del Barça. Campeón de LaLiga gana a campeón de la Premier. Muy bien.