La incongruente línea entre no trabajar y pasar a ser seleccionador
Una falta de planificación preocupante. Vicente del Bosque reconoció que hace varios meses comunicó a Ángel María Villar que, pasase lo que pasase, dejaría la Selección cuando España finalizase su participación en la Eurocopa. Lejos de trabajar la sucesión, de analizar el mercado, de poder elegir entre los que estaban trabajando con opciones de cambiar (Paco Jémez, Emery, Quique Sánchez Flores, Lopetegui), con perspectiva de proyecto, se dejó correr el tiempo. El despropósito conceptualmente hablando es tan grande que ahora resulta que la terna para el puesto más relevante para un técnico español sale de los entrenadores que no tienen trabajo en la primera quincena de julio.
Caparrós, Camacho... No digo que no estén capacitados para el cargo. De hecho, Camacho ya lo hizo muy bien. Lo que no tiene ningún sentido es que el próximo seleccionador de España, el que va a coger el testigo de una época dorada, por mucho sinsabor que nos haya dejado lo de Brasil y lo de Francia, se elija por descarte. En cualquier planificación seria se apuntan los tres nombres preferidos y se intenta su contratación en un orden jerárquico. Si Caparrós o Camacho están en ese grupo, adelante. Villar es tan peculiar que elige entre los que quedan, en lugar de entre los que considera mejores.
La grandeza de Mata. Más allá de la oportuna foto entre Casillas y Del Bosque, con cierto deje a paripé, conviene pararse en el agradecimiento de todos y cada uno de los internacionales hacia el que ha sido su entrenador, tras el anuncio oficial de su marcha. De todas las confesiones del técnico, me quedo con su emoción al leer el mensaje de Juan Mata. Hay que ser muy especial, después de llevarte el palo de no ir a la Eurocopa, para hacer algo así. Nos paramos tanto en lo malo que, a veces, no ponderamos el mérito de detalles como éste.