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Europa se pasa a los equipos de autor para contrarrestar a Cristiano y a Messi

Una insólita coincidencia. Los grandes clubes ingleses, al menos por presupuesto, no han terminado de digerir el efecto Leicester. Resulta que Manchester United, Manchester City, Chelsea, todos proyectos de magnates o jeques, quieren darle un giro copernicano a sus resultados y han apostado por entrenadores de renombre. Parece como si hubiesen descubierto que el camino hacia el éxito lo marcasen ahora los estrategas más que los futbolistas. Hablamos de Mourinho, que este año no jugará Champions, Guardiola o Conte. Solo Wenger, en el Arsenal, parece tener un crédito eterno. Es como si de golpe y porrazo, la Premier hubiese claudicado ante el peso de los equipos españoles, tan competitivos a cualquier nivel. La gran diferencia entre LaLiga y la Premier, más allá del márketing, siempre ha sido la calidad de los técnicos de nuestro fútbol.

El golpe en la mesa del PSG. Hastiado de tanto título doméstico y de tanta frustración en la Champions, el campeón francés, en declaraciones inequívocas de Nasser Al-Khelaifi, ha entendido que el salto de calidad en Europa pasa por el banquillo. Blanc es historia. Si Simeone es inaccesible, el elegido es Unai Emery y un consiguiente agujero de enormes dimensiones para Atlético o Sevilla. La lectura es que dos finales de Champions o tres títulos consecutivos de la Europa League sólo pueden ser fruto de una excelencia y del trazo táctico de entrenadores capaces de aunar egos y sacar partido a jugadores de menor nivel individual que los del propio PSG. Donde no han llegado Ibra, Di María, Cavani, Matuidi y Verratti juntos, llega un gran entrenador.

La diferencia de Madrid y Barça. Más allá del tremendo mérito por los cinco títulos importantes en dos temporadas de Luis Enrique o de conseguir la Undécima apenas cinco meses después de llegar al cargo como ha conseguido Zidane, es tan demoledora la jerarquía goleadora de Messi y Cristiano por temporada que todos sus rivales, nacionales o internacionales, solo entienden la posibilidad de ponerse a la altura de su potencial desde los banquillos. No hay jugadores en el mundo capaces de igualar su producción y los que aspiran a ello son precisamente sus compañeros: Neymar, Bale o Suárez.

La paradoja de De Gea. Los vericuetos que tiene el fútbol llevan a situaciones tan antagónicas como que, a menos de una semana del debut en la Eurocopa, son mayoría los que creen que David de Gea debe ser el titular de España en la Eurocopa, pero creen que en el Madrid solo podría ser el suplente de Keylor. Así de grande y de cambiante es el fútbol.