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Guardiola y Simeone, un vivo contraste

Bayern - Atlético de Madrid en directo

Cuatro o cinco llegadas, un gol y a ver si el Bayern es capaz de meternos tres. Eso era lo que latía ayer en Múnich entre los numerosos acompañantes de la expedición atlética. El valor preferente del gol fuera de casa (no digamos doble, que no es correcto, porque en ese caso el Atleti pasaría perdiendo 4-2 y no es así) marca partidos como este. El Bayern no hizo gol en el Calderón y eso le pone al albur de una escapada de Torres o Griezmann que le eleven el listón a tres. Y en ese caso, ¿se le pueden meter tres goles en un mismo partido a este Atleti? Simeone ha creado un grupo tan compacto e intenso que parece imposible.

Ese es el problema al que se enfrenta hoy Guardiola, que dio una conferencia de prensa con enjundia. Seguro, intenso e inteligente en la exposición de sus argumentos, pero rozando la irritación en algún momento, como cuando protestó con vehemencia a las preguntas sobre sus supuestas quejas sobre el césped del Manzanares. Y con un punto de melancolía en buena parte de la comparecencia, natural si se piensa que está a punto de cerrar un ciclo de tres años en la ciudad y en el club. Y que la obra puede quedar incompleta si no hay Champions. Tres ligas pueden no resultar suficiente y lo sabe.

El ‘hándicap’ de Guardiola es que lo suyo es contracultural en el Bayern, como bien dijo más de una vez ayer. Le contrataron para algo que allí no gusta ni a afición ni a prensa ni, desde muy pronto, a quienes le contrataron. Y, para empeorarlo, el club venía de hacer el triplete. Ahora se enfrenta a su contrafigura, el fútbol áspero y sin concesiones de un Simeone que es pontífice en el Atleti. Tiene que evitar que le metan un gol, marcar dos y manejar la ansiedad de un público que lo que ama es el juego de avasallamiento. Por momentos, me pareció un futbolista que se lo juega todo en el quinto penalti de la tanda.