Se estrenó ante el Madrid con apenas 15 años
José María Bernadas Viladesau llegó muy preocupado a su cotidiana tertulia: “Dentro de unos días debemos viajar a Madrid a cumplir el compromiso contraído y ‘El Grapas’ está seriamente lesionado. No tenemos quien pueda cubrir la portería con las necesarias garantías”. (‘El Grapas’ era el apodo con el que se conocía a Gibert). Unos y otros argumentaron sobre las posibilidades de sustituirle. Montagut proponía a Reñé, Evelio Doncos a Salvo, pero las relaciones con sus clubes no estaban en su mejor nivel. Fue el tesorero José María Tallada quien propuso al novel goal-keeper del Universitari: “Por parte de Puig de Bacardí no habrá problema. Será más difícil convencer a su padre. Le conozco muy bien, pues es pariente mío”.
Días más tarde, Tallada comparecía eufórico a la reunión. “Todo arreglado. Baltasar no ha puesto ningún impedimento a que su guardameta viaje con nosotros a Madrid. (Baltasar Puig de Bacardí era el presidente del Universitari). En cambio he necesitado dos visitas a mi pariente para que autorice a su hijo adoptivo a venir con nosotros. Eso sí, tuve que ofrecerme para hacer el viaje con el equipo cuidándole como si fuese mi propio hijo”.
Y a Madrid que fue Ricardito Zamora con apenas quince años y una experiencia de cuatro partidos en el Campeonato de Cataluña, además del partido contra el Barça en la Copa del Alcalde. Viajaron en ferrocarril, en tercera clase por supuesto, y sus compañeros no dejaron de burlarse de sus pantalones largos, habilitados rápidamente por su madre, ya que todavía los usaba cortos.
El primer partido en la capital del reino tuvo lugar contra el Madrid F.C. en su campo de O’Donnell. Era el 22 de abril de 1916 y los merengues alinearon a Bertrán de Lis, Erice, Gómez de la Serna; Zabalo, René Petit, Alfonso Bilbao; Casanova, Castellví, Santiago Bernabéu, Juan Petit y Espinosa. El C.D. Español (Real desde 1912) saltó al campo con Zamora, Sampere, Pakán Armet; Juanico, Lemmel, Alvarado; González, Usobiaga, Ventura Vergés, López y Urgell. Arbitró Carlos Dieste y el resultado final fue de empate a un gol, marcados los tantos por Santiago Bernabéu y Usobiaga. Las crónicas relatan que los españolistas lanzaron voluntariamente fuera un penalti.
En ‘España Sportiva’ se podía leer: “De portero ha debutado un chiquillo, que se llama Zamora, que ha parado las pelotas que le han tirado con todos los estilos imaginables con la misma facilidad que si se bebiera un vaso de agua”. El día 23 se repitió el encuentro y esta vez, en el mismo escenario, venció el Español con goles de Usobiaga y Vergés por dos a cero. El Español alineó el mismo once mientras que en el Madrid, Sicilia, Pepe Castell y Fernández Galán sustituyeron a Zabalo, Bilbao y Castellví. Esta vez arbitró Antonio de Cárcer.
El 29 de abril, la directiva españolista obsequió a los jugadores con una cena por la forma admirable con que defendieron los colores del club en sus partidos madrileños. Zamora no pudo asistir a la misma. En primer lugar, por su edad y en segundo, porque seguía perteneciendo al Universitari, con el que todavía tuvo que actuar en el campeonato catalán frente al España y al Athletic de Sabadell para determinar la quinta plaza del mismo.
Sería en ese verano de 1916 cuando Ricardo Zamora se incorporó de pleno derecho a la plantilla blanquiazul para comenzar una carrera futbolística impresionante, la que le llevaría a ser conocido como ‘El Divino’ o ‘Il Miracoloso’.