El hereu perfecto de MVM

Conozco pocos culés como MVM, Manuel Vázquez Montalbán: sufridor, escéptico, creyente a medias, fanático a medias, y a medias decepcionado siempre. El que más se aproxima a aquel hombre que hizo la crónica sentimental de España es Sergi Pàmies. A Pàmies lo distingue, además de aquellos valores que tenía Manolo, el sentido común y la alegría para ejercerlo. En este libro Pàmies expone uno a uno todos los fuegos del barcelonismo, como un Cortázar capaz de todas las metáforas que tiene el difícil oficio de ejercer de culé. Esa esencia es el abismo.

En esta temporada a nuestro látigo habitual, el Real Madrid, se ha sumado el Atlético de Madrid. Y los dos nos han dado la medicina del descrédito; como defectuoso que es, este culé disminuido por el hecho de no ser un hooligan antimadridista, es incapaz de descalificar el otro. Me pasa. No hay sufridor barcelonista que no se vea en el espejo de los contrarios. Uno de los defectos de esta temporada es que durante muchas jornadas íbamos solos por la carretera. Ahora que somos tres en la carretera dejamos de ser arrogantes como el Madrid, estamos en la puta mierda y abordamos la teoría de la final en cada partido, que dice Luis Enrique, cuando tendríamos que haber sido como Simeone, haciendo penitencia partido a partido. Lean a Pàmies en el vestuario también, culés de la cancha (alguno hay).