Dos carreritas de diez vueltas debido a los neumáticos
¡Llegamos a Argentina! La segunda prueba del Mundial de MotoGP. Un lugar que nunca se me ha dado a la perfección, pero que esperaba que este año con el cambio de neumáticos mejorara... Con esto empieza todo, con los neumáticos. Los de Michelin sabían que el trazado de Termas de Río Hondo iba a ser complicado para ellos y por eso planearon un test antes de la carrera con tan mala pata que llovió… A ciegas trajeron unos compuestos que debieran de haber funcionado, y así lo hicieron, al menos hasta el sábado, cuando, de repente, en el último entrenamiento libre (FP4) la rueda trasera de la moto de Redding45 reventó. ¡Bang! Mientras el neumático se descomponía por los aires la cara de los técnicos de Michelin se descomponía a la vez. Después de todos los entrenamientos libres y justo antes del crono, ¡el desastre! ¿Qué hacemos? ¿Seguimos? ¿Paramos?
Entrenamiento cancelado. En ese momento, bandera roja. Poco se sabe de lo que ha pasado. Se canceló ese entrenamiento y empezó el oficial. En Argentina tuvimos que pasar por el infierno de la Q1, y superamos la prueba, y en la Q2 por los pelos no me colé en la tercera línea. Salíamos décimos en carrera, mentalizados de que a partir de mitad de la prueba teníamos un ritmo superior que pilotos que estaban delante, igual que había pasado en Qatar. Pintaba bien. Pero antes de irnos al hotel Michelin nos comunicó que los neumáticos que utilizamos durante los dos días de entrenamientos estaban retirados, que no se podían utilizar, que al día siguiente en vez de un warm up antes de carrera, ¡¡¡tendríamos dos para probar unos nuevos neumáticos!!! En ese momento, bloqueo: ¿qué hacemos? Y aquí mi reflexión: la prensa, los pilotos, los team managers, todos apretando a la gente de Michelin que avergonzados aceptaban su error, pero, ¿realmente es su error? O si es así, ¿hasta qué punto? Me pregunto, ¿por qué ocurrió lo mismo con la Ducati de Loris Baz en Malaisia?
Las Ducati y su velocidad. Las Ducati, desde que empezó la temporada, hacen 16km/h de punta más que, por ejemplo, mi Yamaha en todas las rectas de todos los circuitos con sus aceleraciones en cada curva y sus burn outs a las salidas de las curvas rápidas quemando así los Michelin sin piedad. Y, ¿qué pasa después? Que revientan, no aguantan. Hasta aquí todo bien, culpa de Michelin, pero yo me pregunto: ¿por qué tenemos las otras fábricas que usar compuestos más duros si nosotros no tenemos el mismo problema? Porque, por ejemplo, tuvimos que hacer una carrera de 10 vueltas + 10 vueltas en Argentina porque Michelin tenía miedo de que las Ducati reventaran el neumático. ¿Y nosotros? Pues sufriendo en cada carrera porque nos "fulminan" en la recta y no pudiendo hacer nada, pero en cambio teniéndonos que atar a sus reglas. ¿Quién se acuerda de nosotros? ¿No es un poco injusto?
Dos carreritas. Comenté esto después de la carrera, y alguno quiso interpretarlo como un ataque a Ducati. Y no es así. Solo comenté una situación: nuestra desventaja es que nuestro motor nos permite acelerar menos y correr menos, y es lo que hay, en entrenamientos estamos atrás, como dice mi compañero Bradley, somos los ‘ghost riders’ (pilotos fantasmas) y sufrimos para entrar en la Q2; pero la ventaja es que conseguimos gestionar mejor la parte final de carrera. Y en Argentina eso no lo pudimos hacer porque nos tocó correr dos carreritas de diez vueltas, en total veinte, menos de las que dieron los de Moto3. No es excusa, no es buscar culpables, es contar lo que pasa desde nuestro lado, aunque luego alguien quiere buscar polémica.
Nuevos neumáticos. Poco después de terminar el sábado, Michelin nos dio la gran noticia de que utilizaríamos unos neumáticos nuevos el domingo, unos que nunca habíamos probado, más duros, más incómodos... Todos los entrenamientos para poner la moto a punto al traste. Pero, para rizar el rizo, el domingo se levantó lluvioso. Entonces, ¿qué hacemos? ¡Dos warm up! Ese es el plan. ¿En lluvia? Claro, cancelaron el primero y el segundo lo hicimos en mojado, y como no podíamos salir con unos neumáticos ‘experimentales’ directamente a carrera, nuevo cambio de planes, al final una carrera con una parada, pudiendo escoger los neumáticos que quisiéramos, pero con la carrera a 20 vueltas en vez de 25 (una vuelta menos que Moto3). Una locura.
Carrera complicada. ¡Y empezamos! ¡Bang! El semáforo rojo se apaga y salimos. Fue una carrera complicada, todos los pilotos tuvimos problemas, también con el agarre del neumático delantero y por eso hubo tantas caídas. Uno detrás de otro iban perdiendo el tren delantero y yo me decía a mí mismo: “Acaba, acaba, cruza la meta…”. Poco a poco mejoraba, cuantas más vueltas mejor me sentía y más recuperaba pero en la vuelta diez, cambio de moto, neumáticos nuevos para todos, ‘reset’, y la segunda carrera se complicó, ¡¡¡era como si las Ducati contra las que me tocó luchar se hubieran bebido un Monster a mitad de carrera!!! Corrían más que nunca, imposible adelantarles y cuando lo conseguías te ganaban la partida en la recta y te bloqueaban en las curvas. A final, en la última vuelta, por una maniobra un tanto ‘peculiar’ y al límite de una Ducati, no pudimos terminar la carrera en la cuarta posición, pero aun así terminé más o menos contento, terminamos y seguimos con nuestro objetivo liderando el campeonato de equipos privados y con la mirada puesta en Austin, un circuito físico y técnico. ¡¡¡A por todas!!!
Notas: Con todo el lío que tuvimos no me queda mucho espacio para hablar de las otras categorías. Solo decir que Zarco demostró que es el campeón, con un carrerón, y una pena que Alex perdiese sus opciones en el inicio de carrera; y vaya con Pawi… ¡Qué locura de carrera! ¡Bravo por él!