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De Obama a los desalmados del PSV

Ya saben: Barak Obama ha incluido en el programa de su visita a La Habana su asistencia a un partido de béisbol. El deporte como lazo de amistad. Su gesto me ha recordado aquello de la ‘democracia del ping-pong’, a primeros de los setenta. El equipo americano de ‘ping-pong’ fue invitado a jugar en China unos partidos de exhibición, como primer gesto de deshielo entre ambos países. Eso fue en abril de 1971. En febrero de 1972, Mao recibía a Nixon. También el deporte, en este caso el rugby, fue el gran instrumento utilizado por Mandela para unir en Sudáfrica a los negros y a los blancos.


Y aquí, en nuestro continente, es conocido que en la Gran Guerra, soldados de uno y otro bando declararon tregua espontánea en la Navidad de 1915 para jugar un partido de fútbol entre las trincheras. También aquí, unos visionarios de L’Equipe crearon la Copa de Europa a los diez años de terminada la II Guerra Mundial. En una Europa dividida por un ‘telón de acero’, en una Europa de monarquías, repúblicas, dictaduras, capitalistas, comunistas, católicos, protestantes, ortodoxos y musulmanes. Fue la primera piedra para la reconciliación europea tras la madre de todas las guerras.


Ahora estamos avergonzados e indignados por la inicua actitud de unos hinchas del PSV en la Plaza Mayor, y de otros del Sparta en Roma. Me alegra saber que el PSV los va identificando y que la tribu del fútbol los va a apartar. Espero lo mismo del Sparta. Necesitamos firmeza a la hora de reclamar para el fútbol, para el deporte, los valores de convivencia que le dan sentido. Y me parece entre despistada, culpable y absurda la llamada a andanas de la UEFA, que dice que ‘como no pasó en el campo...’ La misma actitud que adoptó Villar cuando la desdichada muerte de ‘Jimmy’.