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Eurosorteo. Las bolas frías y calientes

Rummenigge se quejaba ayer de que no hubiera cabezas de serie para octavos de la Champions, lo que hubiera evitado el enfrentamiento entre la Juventus y el Bayern. Se pueden encontrar argumentos a favor de una y otra cosa. Es verdad que por ese choque no tenemos ahora al Juventus en el bombo, y sí a equipos que tenemos por menores en este momento histórico, particularmente el Benfica (un muy grande hace medio siglo) o el Wolfsburgo. Pero a cambio disfrutamos en octavos de una lucha de titanes, dos partidos con cuatro goles cada uno y una prórroga con otros dos.

Frente a esa fórmula del sorteo puro está el modelo de los cuadros de tenis, en los que se establecen cruces en principio según categoría. Así que los dos mejores no se enfrentan hasta el final, y si no se enfrentan nunca será porque alguien, con mérito súbito, les aparta. Cabezas de serie se llama el modelo. El inventor fue Raimundo Saporta, que metió ese sistema, con disimulo, en los inicios de la Copa de Europa de baloncesto. Como sólo había unos pocos equipos de verdadera valía (el soviético, el yugoslavo, el italiano, el español, que siempre era el Madrid) cuidaba separarlos en la primera ronda.

Como se tenía por principio esencial el sorteo puro, ideó un truco:meter en una nevera las bolas de los mejores. En el sorteo, cuando sacaba una bola fría del bombo, el extractor, complotado, evitaba que la siguiente fuera fría. Así no había choques prematuros indeseados. Eso evolucionó a los cabezas de serie, fórmula aceptada ya en todos los deportes y que ahora Rummenigge añora incluso para los octavos. Hoy se han sorteadolos cuartos, y vista la buena suerte del Madrid y la mala del Barça y el Atleti, más de uno volvió a hablar de bolas frías y calientes. Aquella argucia de Saporta aún da muchas vueltas en las cabezas de muchos.