Simeone acaba con el efecto Zidane

El Atlético ganó el derbi madrileño con su conocido estilo. Fútbol rocoso, sin encanto, agrupado atrás, evitando despistes (aunque alguno tuvo), y tratando de aprovechar alguno del rival. Así ganó, en su ley, por 0-1, gol de Griezmann. Todo el partido discurrió por los cauces que planteó Simeone. Enfrente, el Madrid se estrelló una y otra vez contra un muro. Eché en falta a Marcelo, bueno para desatascar este tipo de partidos, pero eché aún más en falta que los artistas de la compañía (Cristiano, Benzema, James, Isco...) hicieran algo más. Se estrellaron una y otra vez ante el muro atlético, como atacantes menores.

Zidane buscó remedio en la cantera. Entró Borja Mayoral por Benzema, posiblemente resentido. Luego se fue James (muy pitado) para dar paso a Lucas Vázquez. Más tarde, Isco (menos pitado) dejó paso a Jesé. Borja Mayoral sí creó preocupaciones a la defensa atlética. Pero en general al Madrid le faltó pulso para levantar el partido, incluso cuando el Atlético, que jugó el miércoles, acusó el cansancio. El Madrid sólo puede apelar al recuerdo de un penalti a Danilo (que estuvo bien, dicho sea de paso) y a un par de remates fallados por Cristiano. Pero no fue mejor que el Atlético ni Oblak paró más que Keylor.

Florentino esuchó otra vez gritos de “¡Florentino dimisión!”. El partido coincidía con el décimo aniversario de su espantada tras una derrota en Mallorca. En sus tres años de ausencia el Madrid ganó dos ligas al Barça de Messi, conviene recordarlo. Regresó, aclamado como Fernando VII. Su vuelta, que preparó bien, creó ilusión. Pero se va constatando que durante sus tres años sabáticos no aprendió nada. El efecto Zidane se va agotando. Es verdad que queda una bala que, como diría Valdano, es de cañón. El equipo está a seis partidos de la Champions. Pero, viendo lo que se ve, ¡es tan difícil creer!