Las porterías de la ciudad deportiva del Chelsea tienen junto a la base de los palos una hipotenusa intrigante e innecesaria, que Dios sabe a quién se le ocurrió poner ahí. Gil, juvenil valencianista, lanzó un penalti impecable, fuerte, raso y junto al palo, pero el balón rebotó en la maldita hipotenusa y el árbitro, en función de cateto mayor, pensó que había rebotado en el palo. El rebote hizo salir al balón en suave arco, lo que delataba que no era un tiro en el palo, sino que había hipotenusa encerrada, pero el cateto mayor no lo vio así. Eso le costó al Valencia salir eliminado de la YouthLeague, salvo éxito en el recurso.