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El Barcelona, muy perjudicado

El Barcelona jugó ayer en Atenas. No pasaron ni 48 horas de su partido en Madrid. El Madrid, en cambio, lo hace hoy. De nuevo en casa. Nada que ver en cómo pudieron preparar uno y otro equipo sus primeros partidos en esta segunda fase de la Euroliga, en la que, dada la igualdad existente, cada victoria va a valer su peso en oro. El Unicaja también jugó ayer, sin necesidad de tener que salir de Málaga, y el Baskonia lo hace hoy en Lituania, pero tres días después de haberlo hecho en la Liga. El Barcelona tiene motivos para sentirse muy perjudicado, independientemente del resultado del partido. Mas contra el Barcelona no hay nada. Esta vez fue el Barcelona, y otra semana serán el Madrid, el Unicaja o el Baskonia.

No se trata de hacer rasero buscando igualar las veces que a un equipo se le perjudica. Se trata de hacer las cosas con sentido común, algo que en el baloncesto no parece tener cabida. Esta es la consecuencia de las guerras del baloncesto, donde cada uno tira por un lado. Por eso la idea de la FIBA de asumir las competencias de la Euroliga para crear un calendario único donde todos tengan cabida, es magnífica. Una estructura única para que el baloncesto crezca, en lugar de ponerse zancadillas, como es patente esta semana. La ACB va a lo suyo, la Euroliga, también, y al final dos equipos que se enfrentaron el domingo se encuentran, uno jugando deprisa y corriendo en Atenas, y otro, plácidamente sin moverse de casa. ¿Es justo?