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Este Real Madrid es menos que un club

El TAD rechazó darle la cautelar al Madrid, que ayer mismo anunció que devolvía las entradas para el partido de vuelta con el Cádiz (las había seguido vendiendo estos días) porque “no podrá jugarse en la fecha prevista”, según su propia nota. Ese “en la fecha prevista” podría sugerir que no lo da por descartado definitivamente, que se guardara aún en la manga algún recursísimo cuatelarísimo ante instancia superiorísima. O más bien un no bajarse del burro todavía, o bajarse poco a poco, pensando que así se hace menos daño. Pero pese a esa cautela, se da por sentado que se acabó. Adiós, Copa.

Desde el principio pensé que en este caso ha habido un punto de mala suerte o casualidad: que Cheryshev viera una tercera tarjeta copera en semifinal ante el Barça y que no se acordara. Se le puede culpar, pero son bastantes los jugadores que se despistan por estas cosas. Pero, casualidad aparte, el asunto ha recaído en un club que lleva el fútbol rematadamente mal, con las maneras de un reino de la Antigüedad, en el que manda la cabeza coronada y los que están cerca de él sólo quieren mantenerse a base de alabar su fragancia y no contradecirle en nada. Este Madrid es menos que un club.

Mi esperanza sería que este asunto sirviera para que se organizara el departamento deportivo, que visiblemente ahora no existe. Ni siquiera hay una estructura simulada. Mala ha sido la eliminación de la Copa, pero peor ha resultado el esperpento subsiguiente, con Florentino culpando de nuevo a factores externos de lo que le pasa por su mala cabeza. Ni fax, ni ultras, ni prensa, ni Villarreal, ni Federación... Su problema es ese despropósito de un club volcado a la recaudación y a las relaciones del palco y que desprecia las pequeñas tareas desde las que se construye un buen club de fútbol.