Van Gaal, Mourinho, Guardiola y Benítez
Los entrenadores más destacados de Europa, salvo unos pocos como Van Gaal, Mourinho y Guardiola, que prefieren comer aparte, se encontraron una vez más en Nyon. Es un encuentro que se hace cada año para intercambiar experiencias. Un buen foro en el que estos buenos hombres, de edad media, intercambian dolores. Los futbolistas, los directivos, la afición, la prensa... El mundo en general. Ser entrenador es una faena biológica. Sólo se llega a ese trabajo porque se es demasiado viejo como para seguir siendo futbolista. O, en raros casos (el de Sacchi, el más notable), porque ni se llegó a ello.
Ser entrenador exige ponerse a un lado de la raya: los que tragan o los que no tragan. Casi todos tragan, en mayor o menor medida. En ese sentido, Benítez podría dar lecciones. No sólo le ha dado a Bale los galones que corresponden a Cristiano, sino que ha asistido impávido al empujón que le han dado en su club al portero por el que tanta consideración había demostrado, Keylor Navas, al que han querido cambiar por otro, sobre el que nunca se pronunció. A mí que me registren, venía a decir si le preguntaban. Su papelón me hace pensar que esa cita de Nyon es un foro de supervivencia.
¿Florentino le preguntó a Benítez si prefiere a Keylor o De Gea? ¿Tiene Benítez gallardía para responder a esa pregunta? Hay una distancia entre el joven ilusionado que saltó del Madrid porque no creyó en Sandro (y el tiempo le dio la razón) y este ser amedrentado que se sienta en la foto. En ese grupo faltan tres que mean colonia de distintas marcas, hay alguno, como Ancelotti, situado por encima del bien o del mal, hay otros, como Simeone o Luis Enrique, que viven aún el feliz entusiasmo del viaje de ida. Entre todos ellos se sentó Benítez, cargado de un bochorno que ni es suyo ni deja de serlo.