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Sobre Pedro, el Gol, la Gloria y el Adiós

¡Qué cosas tiene el fútbol! Pedro, gran jugador, se ve con un pie fuera del Barça y ni siquiera su ‘gol vincente’, como dicen los italianos, en la Supercopa le va a librar de su condición de jugador de nones, de suplente, de paria de una plantilla lujosa en la que él pisó fuerte en su día. Pero hoy no es así. Faltó Neymar pero él no fue titular. Se entiende. Difícilmente un entrenador juega con tres delanteros. Si éstos son Messi-Luis Suárez-Neymar, como en el caso del Madrid con la famosa BBC, no hay más remedio. Pero si falta uno de ellos, más vale blindar el medio campo. Por eso anteanoche salió Rafinha.

Los entrenadores ven el fútbol de una manera peculiar y es normal que así sea. Apretados entre la mirada penetrante de la figuras y el consejo sinuoso del presidente (o sus cipayos), el libreto del equilibrio y la razón propia se mueven en un inestable ejercicio de funambulismo en el que les salva el milagro. Esta vez el milagro fue Pedro, que acudió con rabia de fiera al rechace corto de Beto para marcar el gol que valió un título. Luego aparecieron las explicaciones, contradictorias entre sí. Robert había dicho que Pedro se quería ir. Bartomeu, que fue decisión técnica. Luis Enrique, que tenía molestias.

Pedro no dijo nada de eso, dijo que quería jugar. De hecho, cuando salió lo hizo con rabia ganadora y goleadora, y así marcó el gol que valió el título, quinta Supercopa del Barça, cuarto título de un año que se encamina al sextete, lo que igualaría el mejor año del club con Guardiola. Pedro hizo el gol, decíamos, pero eso no va a cambiar nada. Faltó Neymar, jugó Rafinha y ya sabe que sólo jugará cuando falten dos de los tres de arriba, porque si sólo falta uno Luis Enrique preferirá poblar más el medio campo. Por eso se irá. Pero deja para el recuerdo ese ‘gol vincente’ y la promesa de más goles para La Roja.