Las carreras son peligrosas, no lo olvidemos

En el mundo anglosajón se recurre con frecuencia a la frase ‘Motorsport can be dangerous’. Los deportes del motor pueden ser peligrosos señalan en grandes carteles por los circuitos, como si fuera necesario recordar los riesgos intrínsecos de una competición de coches o de motos. Y puede que quizá sí haga falta reparar en ello más de lo que pensamos, porque a menudo lo olvidamos. Nos hemos acostumbrado a ver a nuestros ídolos de la Fórmula 1 o MotoGP jugándose el físico cada domingo, al igual que hacen otros cientos de pilotos en pruebas de todo tipo los fines de semana. Unos y otros ponen sobre el tapete de juego lo más valioso que tienen, su propia vida. Una apuesta que en ocasiones puede ser perdedora, como ocurrió la pasada madrugada con Bernat Martínez y Dani Rivas en Laguna Seca.

Las medidas de seguridad en la competición evolucionan de manera permanente y sirven para minimizar el peligro hasta límites insospechados… pero nunca podrán eliminarlo por completo. Estamos habituados a presenciar accidentes tremendos que en la mayor parte de los casos se saldan incluso sin consecuencias, porque los circuitos, las protecciones, los coches, las equipaciones, los cascos son cada día más avanzados. Pero el riesgo cero jamás existirá en las carreras y los pilotos lo asumen como el tributo a pagar por satisfacer su pasión por las carreras. Las colisiones y los atropellos son las circunstancias más letales a las que se enfrentan y lo hemos podido comprobar desgraciadamente en las últimas tragedias acaecidas, desde Simoncelli a Bianchi pasando por María de Villota o este último caso de Rivas y Martínez.