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Orgullo, prejuicio y el golpe franco de las elecciones azulgrana

La rosa. Como en el viejo poema de Juan Ramón Jiménez, los socios azulgrana no han querido tocar la rosa: la aventura de Laporta podría haber sido divertida, y los otros candidatos podían esperar, pero al final se ha impuesto el seny catalán, y los votantes han preferido seguir el famoso verso del autor de Platero y yo: “No la toques más que así es la rosa”. La rosa, aunque parezca mentira, es Bartomeu. Así que todo queda como estaba.

Valdés. Otra cosa distinta a la que ocurrieron en estas elecciones azulgrana es lo que le ha pasado a Víctor Valdés, que a mí me ha dado a la vez pena y orgullo. Resulta que el Madrid no tenía portero, por la poco ilustre despedida de Casillas, y anduvo de casilla en casilla hasta llegar al casi homónimo portero del Espanyol, que ha hecho además un viaje de regreso al club blanco muy del estilo de los grandes equipos españoles. En los grandes equipos es común pagar más por alguien que tuvieron antes, y veremos aún más casos. Lo cierto es casi al tiempo de la despedida de Iker, a Van Gaal se le hinchó la vena y dejó fuera de portería a uno de los grandes porteros europeos de los últimos tiempos, Víctor Valdés, ahora fuera del club inglés.

Orgullo. La reacción de Valdés me produjo, como admirador que soy de su eficacísima tarea como guardameta, un enorme orgullo; recuerdo que en otro tiempo Pizzi y el propio Valdés desafiaron, con mejores consecuencias, al preparador azulgrana que los dejó tirados, jugando en inferioridad con respecto a su prestigio. Ahora Van Gaal quiso hacerle lo mismo a Víctor, en el Manchester United, y el exbarcelonista le presentó cara. El resultado es, en cuanto al porvenir del jugador, en contra de éste. ¿De qué vale el orgullo si te quedas fuera de la portería? Pues vale de mucho; pero hubiera valido más si eso se produce cuando estaba aún abierta la puerta del Real Madrid. ¿Imaginan que ese puesto que ahora va para Kiko hubiera ido para Víctor? ¿Hubiera tenido repercusión en la reyerta electoral barcelonista?

Prejuicio. Ya hemos visto cómo reacciona el personal ante la primera frase futbolística de Rafa Benítez: su equipo no fue capaz de anotar ante el Roma; el nuevo entrenador se suma a la demanda de una defensa más potente, y la realidad le devuelve un empate a cero, con lo que queda en mal lugar el prestigio de sus delanteros, y en concreto la vitola que se le quiere prestar a Bale. Demasiado pronto para hablar aún, pero no hay que olvidar que el fútbol se parece al golpe franco: se lanza de pronto, sin contemplaciones, y así opinamos los aficionados, disparamos en cuanto vemos portería. Como disparamos, ay, cuando se anunciaron estas elecciones azulgrana.