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Faltó humildad y sobraron mentiras

No hace falta repetir que el Elche vive una situación dramática que no sólo puede dar con el equipo en Segunda División, sino que amenaza con la subsistencia de la entidad de cara al futuro. El momento actual no se puede cargar sobre las espaldas del actual Consejo de Administración que, liderado por Juan Anguix, Daniel Rubio y José María San-Matías, fue muy crítico contra la gestión del anterior presidente, José Sepulcre, desde la temporada del ascenso a Primera División. A Anguix, sin embargo, sí que se le achaca, y con razón, que no fuera capaz de poner los pies en la tierra con humildad antes del 29 de mayo para solicitar ayuda a los empresarios ilicitanos. No tenía tanto dinero como hizo ver y tanto la Liga como la Agencia Tributaria rechazaron lo que Tebas ha bautizado como el pagaré (conformado) trucho.

Anguix quiso lanzar ayer un mensaje de optimismo desde Madrid. La entidad asegura que ha pagado la deuda inaplazable y que sólo falta acordar el calendario para liquidar el resto de las cifras pendientes. No se entiende. Si el 28 de mayo anunció un (supuesto) acuerdo para saldar la deuda inaplazable que ahora dice que está pagada en efectivo y con el resto había entendimiento para alargarlo en el tiempo, ¿cómo puede ser que ahora se ponga el dinero en la mesa y no haya garantía de aplazar lo que falta? Algo falla. La credibilidad del actual presidente del Elche está en entredicho y algunas voces piden su dimisión. El valenciano no va a aceptar irse porque ha peleado mucho para acceder al cargo. Ojalá que su aventura tenga final feliz aunque, de momento, sus consejeros no activaron ayer el botón del tweet optimista a través de las redes sociales. Quizá porque durante este tiempo ha faltado humildad y han sobrado mentiras.