Alonso se instala en la esperanza

Escucho con mucha atención cada una de las declaraciones de Fernando Alonso. Gracias, sobre todo, a las completísimas transmisiones del canal de pago MovistarTV es posible oírle varias veces cada fin de semana de gran premio. Y hacerlo me parece un ejercicio muy interesante porque revela el talante con el que afronta el desafío de intentar volver a ser campeón del mundo a medio plazo, ahora como piloto de McLaren Honda. Un proyecto que está decepcionando a la mayoría pero en el que el asturiano parece creer ciegamente. Sí, sé que quizá es la única alternativa que le queda, lo que no impide que sus palabras transmitan una confianza que me resulta en cierto modo contagiosa. Alonso se ha instalado en una esperanza que es la de todos.

Personalmente sigo viendo el vaso medio vacío, la evolución de su escudería no me parece tan extraordinaria como algunos valoran. Estamos hablando de dos grandes nombres, escudería y motorista, de este deporte que prometen mejoras que no terminan de llegar, su monoplaza sigue siendo lento y además frágil. Así que el mejor bálsamo que encuentro para combatir tanta decepción es escuchar a Alonso. Pienso que su discurso es sincero, lo comparte desde la madurez que atesora y quizá sepa cosas que nosotros, desde la distancia, ignoramos. Escucharle decir que está muy contento por salir el trece me desconcierta, así que esa confianza que exhibe es el único consuelo que encuentro. Es menor, lo admito, pero cualquier otra posibilidad me horroriza...