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El glorioso Giro de Contador y Landa

¡Qué satisfacción ver ahí a Contador, en el podio, escuchando el himno en Milán! ¡Qué gran Giro nos ha ofrecido, en condiciones crecientemente difíciles, desde la caída que le dañó el hombro hasta el ataque colectivo que sufrió el sábado en la ‘Cima Coppi’, y que resolvió con sufrimiento y sangre fría! Estamos ante un corredor de época, que ha reunido tres Vueltas, dos Tours y dos Giros, eso después de perder un Tour y un Giro por la desdichada historia del filete. Un corredor comprometido con su deporte, que aspira a devolverle valores de alta competitividad que se estaban empezando a olvidar.

Porque este no ha sido un Giro ‘control’, no ha sido una gran vuelta de esas en las que los ataques se reservaban para los tres últimos kilómetros del último puerto. Ha sido un Giro de ataques largos, de toma y daca, de no dar ni pedir cuartel. Hemos visto escenas tremendas, en el Mortirolo, en la Finestre, en otros sitios. Y le hemos visto siempre pelear solo, frente a un equipo, el Astana, armadísimo, con dos ruedas a seguir. Ha sobrevivido a eso por su condición de gran contrarrelojista, y por su fuerza en la montaña, pero también por su inteligencia para graduar y para encontrar ruedas buenas.

A su lado ha emergido la figura de Landa, al que también vimos en el podio. Desconocido para el gran público hasta este Giro. Célebre hoy, dos veces gracias a Contador. Primero, porque el de Pinto exigió para correr este Giro que lo diera Teledeporte, cosa que ha sido muy buena para él, para el canal y para Landa. Y segunda, porque Contador le ha distinguido con una antipatía patente lo que, bien mirado, es un signo de orgullo para Landa. Las tribus indias se sentían tan importantes como lo eran sus enemigos. Landa puede sentirse importante, dado que todo un Contador le eligió por enemigo antes que a Aru.