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Rafa Benítez, el currante

Estudioso. Rafael Benítez tiene un método y un plan. No improvisa. Estudia todos los recursos de su plantilla y los exprime al máximo. Diagnostica exhaustivamente a los rivales, adjudica responsabilidades y reparte tareas entre sus jugadores. Implica a todo el grupo en su idea. Es obsesivo en la preparación. El retrato que hacen de Benítez quienes le conocen y han trabajado a sus órdenes lo capacita sobradamente para dirigir un grupo tan complicado como el vestuario del Real Madrid. No parece que a Rafa le vaya a asustar el reto, se lleva preparando para el mismo desde que comenzó su formación y se ha curtido con plantillas repletas de estrellas millonarias. Todo esto está muy bien, pero además tendrá que cambiar cosas en el juego. ¡Para seguir poniendo un 4-3-3 con la BBC arriba no habrán hecho falta tantas alforjas! Y veremos si consigue que los titularísimos que vayan al banquillo se comprometan con el colectivo olvidando ambiciones personales. Y, por supuesto, tendrá que ganar e intentar jugar lo mejor posible. Suerte Rafa.

Final de Copa. El partido de hoy es una maravilla. Disfrutemos de los dos equipos de más tradición copera, disfrutemos de dos instituciones centenarias, cada una con sus particularidades, que son insustituibles en nuestro fútbol. El Barça es el gran favorito, vale, pero la ilusión que hay en el Athletic, a pesar de la historia reciente en estas finales, demuestra que el corazón de los aficionados no tiene memoria ni cicatrices. Los leones van a tener el impulso y la simpatía de aquellos que siempre apoyan al débil frente el todopoderoso. Y los culés tienen al todopoderoso, al supremo, al omnipotente Leo Messi. La oportunidad de ganar el triplete hace de esta final un botín obligado para el Barça que no creo se haya despistado tras celebrar la Liga. Y si se despista está Messi, cada día más feliz y más maduro, capaz incluso de olvidar malos rollos con Luis Enrique.

Sevillista. Al Sevilla le clavas bien clavado el ataúd, lo entierras a treinta metros de profundidad, tiras una bomba atómica y, aun así, sale para ganar el partido. Equipazo rocoso. ¡Y qué decir de la trasmutación de Banega! Emery es un alquimista.

La FOFA. Cuando Ibáñez parodiaba en sus historietas a los dirigentes de la FIFA nos reíamos inocentemente del poder omnímodo de esta organización. Estos señores llevan engordando su poder desde hace muchos años, multiplicando los beneficios sin parar y rivalizando en poder incluso con los Estados que se atrevían a discutir su capacidad de maniobra. La adjudicación de competiciones a determinados países y el reparto de los derechos televisivos apestaban desde hace tiempo. Blatter lo tiene crudo y Villar un disgusto por esa gente “honesta y trabajadora”, según él, claro.