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El problema de sentirse intocable

Si tuviera que apostar, como le gusta a los ingleses, apostaría fuerte por la continuidad de Bale en el Madrid. No hay más que profundizar en la trayectoria de Florentino Pérez como presidente para saber que siempre fue impaciente con sus entrenadores, excepción hecha de Mourinho, y paciente con sus jugadores de referencia. Bale forma parte de la estrategia y su nombre se conjuga en presente y futuro.

Debo ser de los pocos que no vio tan mal al galés en el Clásico. Su trabajo defensivo, en la línea de centrocampistas, fue encomiable hasta el gol de Luis Suárez. Falló un gol claro, es verdad, con su pierna mala y marcó otro, que anularon bien por fuera de juego de Cristiano. Estuvo donde debía estar. Si algo se le puede echar en cara es no ser igual de intenso defensivamente ante cualquier rival. Alguien que ha jugado mucho de lateral debería verlo. Ancelotti se equivocó poniendo algunos sellos de ‘intocables’. Cristiano, por jerarquía, se ha ganado ese estatus porque, además, vive de superarse a sí mismo; Benzema es mejor sin competencia en el equipo. Sin embargo, Bale e incluso mi admirado Isco necesitan sentir el aliento en el cogote. Eso les mejora a ellos y también a los suplentes. Más allá del gran futbolista que es, el regreso de James les obligará a ponerse las pilas.