Conexión Nadal-Buenos Aires
Autor: Leopoldo Iturra
La gira Voodoo Lounge Tour de los Rolling Stones de 1995 tenía agendados dos conciertos en Buenos Aires. La gigantesca demanda obligó a realizar cinco y pudieron ser un par más con el estadio Monumental de River Plate lleno si las fechas lo hubiesen permitido.
Así son los argentinos cuando algo o alguien les produce devoción. Bien lo saben The Ramones, grupo de culto a orillas del Río de la Plata. Y en el tenis, aparte de Guillermo Vilas, Gastón Gaudio, Guillermo Coria o David Nalbandian, hubo otro jugador, que no era argentino, y que generaba devoción: Carlos Moyá.
Charly era hijo adoptivo en el Buenos Aires Lawn Tennis, donde ganó tres títulos (incluido el primero de su carrera en 1995) y disputó una final en 11 años. Rara vez jugó sin que el estadio estuviera lleno, pese a no estar en su mejor momento. El mallorquín recordaba el dicho de que "los viejos rockeros nunca pasan de moda".
El heredero del romance es Rafael Nadal. La confirmación de su presencia en el Argentina Open presentado por Buenos Aires Ciudad, la última semana de febrero, ya tiene a los fanáticos reservando entradas.
Rafa tiene una conexión especial con el público argentino. Estuvo en el torneo ATP World Tour 250 del barrio de Palermo en 2005, antes de que ganara su primer Roland Garros, y nunca más volvió. De hecho, en 2013, cuando regresaba de esa lesión de siete meses, lo hizo en el torneo de al lado, en Viña del Mar. Y el año pasado, cuando estaba confirmado para llegar a la capital argentina, un problema estomacal lo obligó a borrarse.
Después de ver lo que produjo la "no presencia" de Rafa y el éxito que generó en Chile, productores independientes organizaron una exhibición con Rafa y Novak Djokovic a fines de 2013. Fue éxito total e incluso jugaron unos puntos frente al Perito Moreno, emblemático glaciar patagónico que es tan ícono de los argentinos como el tango, el obelisco y Maradona.
Ahora Rafa vuelve. A jugar por los puntos ATP. La expectación es enorme. El romance continúa.