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El método Rabat para exprimir el talento

Tenía muchas ganas de que Tito Rabat pasara por la Redacción de AS como flamante campeón del mundo de Moto2. Me ha hecho ilusión que nos visite, y por extensión a todos nuestros lectores, un piloto que ha demostrado que a base de esfuerzo y dedicación es posible sacar a la superficie un talento que parecía soterrado, quizá por la falta de método en su preparación. Preparación. Una palabra que el catalán repitió ayer hasta la saciedad mientras explicaba cómo había sido una temporada que le ha llevado a otro nivel en los grandes premios. Porque ese talento estaba ahí, es imposible alcanzar su éxito si no existe, sólo le faltaba encontrar la fórmula efectiva para explotar al máximo su potencial, que ahora sabemos que es mucho. Y digo ahora porque me incluyo entre los muchos que, tiempo atrás, no hubieran apostado dinero por su título.

Resulta especialmente gratificante que así haya sido, Rabat sintetiza como pocos los valores esenciales del deporte, ésos que deberían inspirarnos a todos pero que tan a menudo se olvidan en favor de otros mucho menos románticos y desde luego enriquecedores, como la fama o el dinero. Tito siempre ha creído en sus posibilidades y ha buscado sus límites hasta la extenuación, renunciando a una vida cómoda y más convencional para convertirse en prácticamente un ermitaño de la competición. Vivir en una caravana en el aparcamiento del circuito de Almería no debe ser nada sencillo para un chaval de su edad, pero él fue capaz de encontrar su propio camino para alcanzar la ansiada excelencia. Ni mejor ni peor el que de otros, simplemente diferente. Y sin duda que acertado porque los resultados le dan la razón. Así que felicitémonos por ello...