Con alegría, pero pocas esperanzas
Un solo ser nos falta, y todo está despoblado”. Este verso del poeta francés Lamartine tiene una resonancia muy particular durante el Mundial de baloncesto. Para la selección gala este ser se llama Tony Parker y está claro que su ausencia degrada una parte importante de las esperanzas. Incluso, del otro lado de los Pirineos, el gran público tiene problemas a la hora de interesarse por esta competición. Simplemente porque no corre por las tierras españolas el estandarte de nuestro baloncesto. El camino muy correcto de nuestra selección ni siquiera ha conseguido levantar los ánimos y encender los sueños. El año pasado en el Eurobasket, Francia ganó a España cuando Parker decidió ganar. Una España a la que le faltaba su propio ‘solo ser’ (Pau Gasol)…
Sin embargo, en las últimas horas, los problemas físicos del crack catalán, aunque leves, invitan a pensar que, en este sentido, ambas selecciones podrían estar un poco más igualadas. Y el anuncio, ayer, de que el próximo Europeo (2015) se va a celebrar en gran parte en Francia ha llenado de alegría a toda la expedición gala y las autoridades francesas de aquí, muy pendientes de este Mundial. Empezando por el embajador, Jérôme Bonnafont, un hombre que se está convirtiendo en un aficionado al deporte desde que vive en España. Un partido entre españoles y franceses nunca es anodino y, más allá de la rivalidad deportiva, permite también recordar que, ante todo, somos aliados a nivel político, económico y cultural.