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El Murcia, la justicia ordinaria y la otra

El Murcia ha encontrado respaldo en el Juzgado Número 7 de lo Mercantil de Madrid y ha sido repuesto en Segunda. Se trata de una medida cautelarísima, dictada por el juez Andrés Sánchez Magro, de perfil mediático, versado en vinos y toros, tertuliano de la televisión, colaborador de prensa y con varias carreras. “Un hombre del Renacimiento”, me decía ayer de él un colega suyo, que le conoce bien. Su decisión ha chafado a la Liga, que tiene como estrategia principal el control económico, en el que está teniendo grandes éxitos. Un roce entre el sistema de justicia propio del deporte y la justicia de todos.

El deporte se rige tradicionalmente por sistemas expeditivos, basados en la buena voluntad de un acuerdo general en respetar ciertas instancias. Sin eso, no funcionaría. Por ese camino fue expulsado el Murcia, en acuerdo votado por 40 de los 42 clubes... más una resolución del Juez de Disciplina Social de la Liga. Pero la justicia ordinaria está ahí, acudir a ella es un derecho inalienable, y su funcionamiento es otro. A diez días del inicio de la Liga, y con el Mirandés preparado para ocupar la plaza del Murcia, el trastorno es grande. De momento, nos vemos abocados a una Segunda División de 23 equipos.

Para la Liga, el control económico es una estrategia irrenunciable. Tebas ha sido aplaudido por eso. El fútbol ha reducido en 250 millones su deuda con Hacienda y, si hacemos gracia de la indulgencia de que gozan Madrid y Barça, a los que no se les escruta, existe el consenso de que se están tomando medidas buenas y necesarias, que el Gobierno aplaude. Un fútbol menos manirroto no es necesariamente peor. Para la Liga, es esencial hacer valer el nuevo modelo. Hoy anunciará su estrategia. Pero seguro que hará lo posible por mantener al Murcia fuera. Nos encontramos ante un pleito interesante.