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Alemania ganó, a Messi se lo regalaron

La Copa que Puyol depositó en el borde del campo a las 20:40 (¡qué nostalgia!) la recogió Lahm al filo de la media noche. Lo que hubo entre un momento y otro fue un partido intensísimo, muy bien jugado por un puñado de tipos bravos, bravos de verdad. Honraron el fútbol, con alguna rara excepción. (El golpe de hombro de Garay a Kramer me pareció una fechoría). Dejaron una gran final, en la que el gol se retrasó, pero ni eso le hizo perder interés. Siempre hubo sensación latente de amenaza para los dos porteros. Se resolvió finalmente con un gol de Götze, a pase de Schürrle. Dos que habían salido del banquillo.

Argentina jugó bien, dio el tipo. Aguantó a Alemania, buscó los espacios, hizo ocasiones. Higuaín malogró la más clara, pero Messi y Palacio también tuvieron el gol cerca. Por claridad de ocasiones, Argentina mereció el partido. Por continuidad de juego, quizá lo mereció más Alemania, que se refrescó mejor con los cambios (ya está dicho que el gol salió del banquillo) y fue abiertamente mejor en el tramo final. A Sabella, Palacio y Agüero no le resolvieron nada. Ni Gago. Argentina fue a menos con los cambios, Alemania mejoró. A partir de ahí, el desenlace no podía ser otro que el que fue.

Alemania es la primera selección europea que gana la Copa en América. Lo ha hecho tras arrasar a Brasil y batir en una dura final a Argentina. O sea, por todo lo alto. El mérito de ese logro contrasta con la facilidad con que a Messi le han proclamado mejor jugador del campeonato, sorpresa mayúscula de la ceremonia. Francamente, ni el más optimista argentino lo hubiera pensado (ni siquiera fue el mejor de Argentina en la Copa, lo fue Mascherano) ni creo que Messi pueda sentirse orgulloso de ello. Pienso en James, Robben, Müller, Kroos... ¿Cómo ha sido posible esto? Las cosas de la FIFA. Las cosas de las cosas...