Sobre Neymar, Rosell, Hacienda y Tebas
Neymar está en Teresópolis, preparándose para ese Mundial que allí se concibe como un desafío entre él y Messi, compañeros de club, rivales de selección. Hasta allí le habrá llegado el eco de la última noticia en torno a su fichaje por el Barça: Hacienda encuentra delito fiscal. Rosell ha sido llamado a declarar, precisamente el viernes 13, el mismo día que España empieza en el Mundial, ante Holanda. Así que Neymar jugará este mes en dos territorios, ámbitos o espacios simbólicos: el del fútbol puro, sobre hierba y entre rayas de cal, y el de un duro proceso judicial por un caso que lleva su nombre.
Sobre los excesos del Barça en el caso Neymar ya hemos hablado bastante aquí. Entre que no se lo llevara el Madrid y disimular cuánto se lleva él para que Messi no se ponga celoso, construyó una catedral de ingeniería financiera montada sobre palillos que se ha derrumbado. “Ha costado cincuenta y siete millones y punto”, dijo, enfático, Rosell. Al mes dimitió y todos supimos que el punto no era punto final, sino punto y seguido. Y seguido, y seguido, y seguido... Santiago Giménez va echando la cuenta de la cantidad final por la que va a salirle este fichaje al Barça. ¡Qué lejos quedan ya los 57 millones!
El caso, por otro lado, confirma lo que aquí les he contado alguna vez: que los ‘severos’ controles económicos de la LFP son para los que son, y no son para los que no son. Ayer aún insistía Tebas desde Lima en que lo del Barça está en orden, porque ha adelantado el dinero para pagar la multa. Explicación peregrina. Si hay multa es que algo se hizo mal este verano y la LFP tragó. Y más: cuando se descubrió el pastel, la propia LFP fingió una especie de revisión- paripé a posteriori y la conclusión fue que vayan días y vengan ollas. La LFP se rige por la ley del embudo: lo ancho para dos, lo estrecho para el resto.