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Diego López y Bale salen malparados

La noche empezó con un rapidísimo gol de Neymar que en su fuero interno dedicaría a Cruyff y acabó con Cristiano enfadado con Bale, que le usurpó un lanzamiento final de tiro libre, sin provecho. Por en medio, el Atlético se había afianzado como líder en solitario con gol del infalible Diego Costa y todos habíamos sufrido como propia la grave lesión de Víctor Valdés, un daño tremendo a su rodilla y mayor aún a su carrera, por el momento en que se produjo. En la más tonta de las jugadas, al dejar escapar el más fácil de los balones y reaccionar de forma descompensada, se le rompió el ligamento.

El Barça acusó el golpe y pasó tiempo atontado, pero Pinto acertó en todo, salvo en una jugada con el pie y el Barça sacó su partido. Como lo sacó el Atlético, que no pude ver, pero se lo escuché describir perfectamente a Kiko: fue otra vez un martillo pilón. Con más esfuerzo que los otros, pero saca los puntos. En paralelo, un Madrid que salió fenomenal acabó por dejarse los puntos y la condición de favorito, que para muchos (entre otros yo) aún sustentaba, ante un Sevilla que se plantó bien atrás y soltó contraataques. En dos de ellos marcó Bacca, ese excelente delantero colombiano.

Pero del Madrid hay que decir cosas, a pesar de que con un poco más de suerte pudo sacar el partido. Una, que Diego López se ha hecho transparente; otra, que Bale se queda en nada si no le entra el gol; otra, que Xabi Alonso da muestras de agotamiento; otra, que sin Sergio Ramos la defensa no es lo mismo; y otra más, que Cristiano se metió en la segunda mitad, arrastrado por el ansia, al lugar de Benzema, con lo que desdibujó el ataque. Luego acabó enfadado, y con razón, con Bale por la falta. Cristiano está por delante porque se lo ha ganado. Ancelotti tiene ahora algunas cosas que recomponer.