Sevilla tiene un color peligroso
La coartada suele ser sinónimo de debilidad. Cristiano y Ramos, seguramente las dos voces más cualificadas del equipo entre los titulares, decidieron tirar de teorías conspiranoicas y atizar a Undiano para explicar una derrota dolorosa, pero no definitiva. Estuvieron, como en el Clásico, poco finos.
Los puntos del Pizjuán valen lo mismo que los del Barcelona y nadie debería olvidar que el Madrid ha forjado su espectacular remontada en la Liga compitiendo en cualquier escenario, jugando a buen nivel, ante cualquier rival, que es donde se ganan y se pierden Ligas. El Sevilla, tras eliminar al Betis en la Europa League, tiene la moral por las nubes y un puñado de jugadores de gran nivel. La única línea para volver a ser campeones en esta Liga de tres es jugar muy bien al fútbol, defender bien y la reválida más fuerte es el partido del Pizjuán. Si el Madrid se dedica a buscar fantasmas en lugar de a lo que mejor sabe hacer, el Sevilla puede convertirse en la siguiente pesadilla. El peligro no está en el árbitro, sino en el propio Madrid. Mejor preocuparse de Rakitic, Reyes, Marin o Bacca…