Adán y el lado feliz de la vida

José A. Espina
Jefe de Sección de Diario AS en Andalucía. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Sevilla. Pegando teclazos desde 1998, durante toda una década en Madrid (2000-2010). Sevilla, Betis, Selección española y lo que se ponga por delante. Loco por el fútbol, guarda un poco de esa pasión para su otro deporte favorito, el tenis.
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El celeste de su indumentaria pareció empequeñecer la gigantesca figura de Antonio Adán, sobre el que no había debates en la portería del Betis como el que se había suscitado (Beto-Varas) en la del Sevilla. Quizá en ese punto comenzó a perder la eliminatoria Emery, al que la presión obligó a torcer la palabra dada al meta de Pino Montano y enrarecer el ambiente. Desde el 1 hasta el 90, Adán dominó todos los registros, por el aire hasta las paradas felinas, pero sobre todo uno primordial: la tranquilidad.

Cómo iba a afectarle la caldera de Nervión, si ha jugado en el mayor escaparate Mundial, el Bernabéu y ha visto portadas, casi siempre polémicas, con su nombre inscrito en la guerra mediática entre Casillas y Mou. “El Madrid me de dio un máster en presión, ahora soy feliz”, me dijo sonriente en una entrevista pocos días después de su llegada al Betis. “Siempre viendo el lado más brillante de la vida”, pensé, aplicándole a sus palabras la maravillosa Vida de Brian de los Monty Pithon. Ese mismo lado al que mira, en esta mañana sevillana, la afición bética.

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