El Barça, Hacienda, Neymar y el Madrid

Siempre he tenido la impresión de que Madrid y Barça son vasos comunicantes. Cuando a uno le va bien, al otro le va mal, y viceversa. Es verdad que ha habido coincidencia de momentos buenos de los dos, pero siempre en equilibrio inestable y por lo mismo breve. Hoy el Madrid se afirma con una seguridad tremenda y hasta el dispendio de Bale se va justificando a base de golazos. El Barça, sin embargo, tiembla, las buenas señales iniciales de Martino (cuando el Madrid daba tumbos) se han esfumado y Neymar, la gran novedad del año, parece estarse convirtiendo, a su pesar, en un foco radiactivo.

Si seguimos así, ya no habrá discusión sobre si el traspaso más caro de la Historia ha sido el de Bale o el de Cristiano. Neymar, entre pitos y flautas, cantidades por este o aquel rincón, multas y varios, se está yendo por encima de ellos. Y lleva los mismos goles que Isco, que tampoco fue un regalo. Me temo que en esto le ha traicionado al Barça esa vieja pulsión que se pone en marcha cuando ve cerca la sombra del Madrid. El Madrid quiso primero a este jugador y el Barça se lanzó y cobró delantera. En segunda instancia, cuando el Madrid insistió este verano, el Barça se aceleró tanto que cometió disparates.

Estupendo jugador, sí, pero con Pedro, Alexis y Tello más Deulofeu en la recámara no creo que fuera una prioridad para el Barça. Para el Barça hubiera sido prioridad Thiago Silva, bien se está viendo. Y por lo que ha dado por Neymar hubiera tenido para él y para más. Ahora la defensa es un coladero que Piqué sostiene como puede hasta lesión muscular inevitable, y una línea de cuatro directivos, con un Bartomeu heroico al frente, sale a explicar lo inexplicable. Y dejan la impresión de que este nuevo Barça huye a un tiempo del fantasma del Madrid y del recuerdo de Guardiola. Y, claro, no encuentra refugio.