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Unos Juegos bajo sospecha

Los Juegos Olímpicos de Sochi están pasando de puntillas entre nosotros. Puede que por poco tiempo, porque si Javier Fernández pilla una medalla en patinaje artístico será todo un acontecimiento. Ayer se escaparon dos opciones, algo remotas, pero opciones al fin y al cabo, porque Carolina Ruiz ya sabe lo que es ganar un descenso en la Copa del Mundo, y Queralt Castellet pertenece al grupo de élite de halfpipe. La cosa quedó en nada, porque ambas acabaron por los suelos. Seguro que las condiciones no eran las idóneas, porque ni nieva ni hace frío, y aunque esto no sirva de excusa, porque las condiciones son las mismas para todas, sí dejan en evidencia estos Juegos. A saber por qué el COI eligió a Sochi.

La sede de unos Juegos Olímpicos ha de reunir las mejores condiciones posibles para los participantes, y Sochi no es, desde luego, el mejor lugar del mundo para hacer deportes de invierno. Sochi es una ciudad balneario de clima templado, con unas montañas a lo lejos en las que a los 1.384 metros de altitud de la estación de Krasnaya Polyana nieva lo que nieva, es decir, poco. Hay toneladas de nieve para ir echando, pero no es lo mismo, y a los resultados me remito. Caídas está habiendo a montones. Los deportes de hielo no tienen problema, pues se celebran en pabellones, y para eso se han levantado instalaciones faraónicas, porque en Sochi no había nada. Malas condiciones, poco público... El COI se ha lucido.