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Casillas llega imbatido a la final de Copa

El Madrid llega a la final de la Copa del Rey sin encajar un solo tanto, dicho sea en honor a Casillas, su portero en esta competición, y de todo el equipo. Eso deja este partido, más la fea imagen del mecherazo a Cristiano. Estuvo diligente el Atlético en localizar al lanzador, porque eso aliviará la sanción. En el peor de los casos se podría haber llegado al cierre, porque como nuestra justicia deportiva es tan política y desigual hay precedentes de todo tipo, algunos incluyendo la clausura. El público próximo ayudó y es por ahí, por la colaboración ciudadana, por donde se resuelven mejor esas cosas.

Por lo demás, no hubo partido. En quince minutos el Atlético había hecho dos penaltis infantiles, transformados por Cristiano. Cinco goles de diferencia en la eliminatoria, pues. Y, como dijo Kiko con acierto en Carrusel, en la práctica el Atlético se había hecho cuatro a sí mismo, sumando los rebotes en sus jugadores de dos de los goles del Bernabéu más esos dos penaltis. La frustración calentó al Manzanares, de ahí la reacción exagerada a la jugada de Cristiano y Manquillo, en la que no hubo maldad. Pero la caída de Manquillo fue tremenda (durmió en el hospital) y eso explica el enfado.

Por fortuna, en la segunda mitad la cosa no fue a más. No era cosa de salir de ese cuarto tiempo inútil de la eliminatoria con lesionados o expulsados, visto lo que hay por delante. Imperó la sensatez. Simeone incluso retiró a Raúl García, foco de conflictos. No hubo nada más que ver, salvo una parada de Casillas, para alargar su récord. El Madrid ha llegado a esta eliminatoria enorme, Ancelotti tiene a todos los jugadores enchufados, y al Atlético empieza a pesarle el enorme salto que hay en muchos puestos entre el titular y el suplente. Tres derrotas consecutivas ya suenan mal.