Cuando Iker espera y espera...
El español es un idioma extremadamente rico. Uno de los que más vocabulario posee. Muchas veces existen dos palabras para expresar algo cuando, en mi idioma materno, por ejemplo, sólo se encuentra una. Sin embargo, el verbo esperar significa dos cosas: esperar y esperar. Y permite una dulce confusión llena de filosofía. En francés se dice attendre y espérer. En inglés to wait y to hope. Así que en este bendito castellano esperar siempre puede ser asociado a la esperanza. Recordaba esta especificidad del idioma al pensar en la situación de Casillas.
Parece evidente que el capitán del Madrid sabe perfectamente que Ancelotti no va a cambiar la apuesta que hizo al principio de temporada y que los papeles entre Diego López y él están claramente distribuidos. De ahí esta actitud tan sensata de Casillas. Una tranquilidad que le deja vivir con la posibilidad de esperar los días que puede jugar de titular y, al mismo tiempo, esperar que algo imprevisto ocurra y vuelque hacia el buen lado su realidad actual. Lo vivo personalmente desde hace un tiempo. Y les aseguro que esperar puede resultar delicioso. Porque, como lo escribió Rainer María Rilke: “El verano llega. Pero sólo llega para los que saben esperar. Tan tranquilos y abiertos como si tuvieran la eternidad por delante”.