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Rosell se escapa sin explicarnos nada

Rosell ya no es presidente del Barça, tampoco nos dijo por qué. Del "Neymar costó 57,1 millones, y punto" a la salida sin explicaciones de ayer. Ni a los socios, ni al juez, ni a nadie. 'Visca el Barça y visca Catalunya'. Y 'Viva Cartagena', podría añadir Trillo. Pero ¿cuánto costó Neymar? ¿Cuánto y de qué forma? ¿Cuánto es traspaso, cuánto ingreso para el jugador, para el padre? ¿Cuánto queda en zonas oscuras en las que manos más o menos aprovechadas pueden sisar? Esas son las dudas y en nada de eso entró. Hizo gala de su amplio respaldo en la elección, que lo tuvo, pero salió por la puerta de atrás.

Le sucede Josep Maria Bartomeu, su vicepresidente deportivo, que se fue de forma igualmente apresurada de esa sala a la que acudieron con retraso notabilísimo (más o menos lo que dura un partido, descanso incluido) y de la que salieron ambos como si los asientos fueran estufas. Se supone que hoy Bartomeu tendrá una nueva comparecencia, esperemos que más puntual, ésta ya como presidente. Será la ocasión para saber si su firma está en los contratos extravagantes (por no decir que simulados) que configuran la maraña de la operación Neymar. Y si no está la suya, ¿la de quiénes está?

No me olvido de la Liga de Fútbol Profesional, no, y de sus presuntos nuevos controles económicos, en cuya inflexibilidad tanta fe he pretendido tener. Ha resultado ser un coladero. Un simple socio ha soplado y ha derribado el castillo de naipes. Hay quien le supone detrás impulsos oscuros. Yo espero que no sea así. Yo prefiero pensar que cualquier ciudadano tiene la oportunidad, y hasta la obligación, de exigir que se cumplan las reglas del Estado de Derecho. De exigir que las cosas se hagan decentemente. Y que si no es así, los responsables del desaguisado se marchen. Que cunda el ejemplo.