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Europa sospecha del fútbol español

Una jeremiada de Joaquín Almunia, que en el marzo pasado se arrancó contra los favores institucionales de que han gozado varios clubes holandeses (PSV, NEC, Willem II, MVV de Maastricht y Den Bosch) ha resultado un tiro que salió por la culata. El contraataque ha sido fulminante y nos pilla con las defensas débiles. Aquí tenemos una situación rara, cuatro clubes siguen sin ser sociedad anónima deportiva. Quizá sea lo de menos, sí. La diferencia fiscal no es tan grande para los desequilibrios que se dan en Europa y se podría digerir esa especificidad. Pero no deja de ser una singularidad discutible...

Y hasta si dejamos eso aparte hay que admitir que Almunia no estuvo muy esclarecido. El Athletic, su club favorito, ha gozado de ayudas institucionales para hacer su nuevo campo. Hasta se permitió la torería de agotar el contrato de Llorente, y no venderle; jugaba con red. Si seguimos, vemos que el Barça difumina sus números (los 40 ME fantasmas del contrato de Neymar son el paradigma del despelote nacional). A su vez, el Madrid está en constante promiscuidad con los poderes locales. Apenas digerida la operación de las torres, multiplicó por 16 el valor de una olvidada parcela de Las Tablas.

Cuando se hizo ese último desastre, el brazo derecho de Manuel Cobo (a su vez brazo derecho de Gallardón), era un tal Francisco Panadero, que ahora vive en y cobra del Real Madrid, donde juega en la posición teórica de ‘ahora te devuelvo lo que me diste en su día’. Nada extraordinario, bien mirado, si consideramos el continuado desliz que ha tenido la Comunidad Valenciana con Valencia, Elche y Hércules, Bankia mediante. En fin, que Almunia pateó un avispero y ahora podemos envolvernos en la bandera y decir que por ahí nos atacan, pero esto es lo que hay: aquí mucho político que va gratis al fútbol.