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Paco puso en evidencia a Ancelotti

El Madrid ganó tres puntos porque tiene a Cristiano, y también a Bale, pero el que jugó al fútbol fue el Rayo. Bien en la primera parte, primorosamente en la segunda, hasta arrollar al Madrid como sólo le he visto ser arrollado hace ya muchos años, en aquellas salidas europeas a Alemania en los años setenta y los ochenta. Triste suerte la del Rayo, que no tiene a Cristiano ni a Bale, pero que además perdió un gol por fuera de juego de un hombre en el que pegó un balón que ya entraba de por sí, y otro por un tiro al palo, tras rozar Diego López el balón con las yemas de los dedos.

La primera parte tuvo un desarrollo relativamente normal. El Rayo jugaba, el Madrid contraatacaba. Con Xabi Alonso ahí, todo tenía una cierta credibilidad. Las desdichas del Rayo y la precisión del Madrid en el contraataque destilaron un 0-2 cargado de dura lógica. Y nada más empezar la segunda parte, otro ataque rápido y 0-3. Todo resuelto... en apariencia. Porque el Rayo metió una velocidad más y desencuadernó del todo al Madrid que, ya de por sí mal encajado, empeoró con la ausencia de Xabi Alonso. En dos minutos locos, sendos goles de penalti, marcados por Jonathan Viera.

Y fue entonces cuando se le vio del todo el cartón al Madrid. Desmedrado, miedoso, descolocado... Cada jugada del Rayo culminaba en llegada de peligro. Si los locales no voltearon el marcador fue de milagro. Ancelotti no tiene equipo, ni cosa parecida. Ha decidido los tres de arriba, ya se ve que a Bale le va a meter en la derecha, pero ayer improvisó el apaño de meter a Di María a pulular por la media. Su balanza de compensaciones sólo sirvió para retrasar una semana más la búsqueda de algo sensato, que permita al Madrid poner sobre el campo algo más que los goles de Cristiano.