Ancelotti primero y Undiano después le pusieron grilletes al Madrid. Ancelotti sacó una alineación nueva con dos originalidades: Sergio Ramos de medio centro y Bale de delantero centro. Valdano se explicaba esto último en Carrusel desde la evidencia de que en la banda tendría que hacer esfuerzos largos para los que no estaría preparado aún. ¿Entonces...? Supongo que salió para que le vieran en las televisiones de por ahí, porque no creo que Ancelotti pueda defender que Bale es mejor delantero centro que Morata, Benzema o Jesé. Lo de Sergio Ramos en el medio se explica desde el miedo. Pulsión italiana.

Y este Barça no merece tanto miedo. Aunque mejoró Iniesta y Neymar estuvo muy afilado, no es el Barça que fue. Y con Messi, aunque parezca sacrílego decirlo, jugó con diez. Si llegó al descanso en ventaja fue porque ese Madrid tan desarticulado era la nada entre dos platos. En la segunda mitad, cuando cambio a cambio Ancelotti reconstruyó el equipo que había venido fabricando las últimas semanas, el Madrid fue mejor e intimidó al Barça, pero chocó con Víctor Valdés, con el larguero en un tirazo de Benzema y con el miedo de Undiano a pitar un penalti como un templo de Mascherano a Cristiano.

Alexis, con una perla cuando peor lo estaba pasando el Barça, resolvió el partido. El gol de Jesé fue un consuelo menor, pero pone más de relieve el valor del penalti al limbo (Khedira pidió otro, por mano de Adriano en el suelo, que yo vi involuntaria). La buena noticia para el Madrid es que Ancelotti tiene equipo, si quiere; la mala, que está a seis puntos y que en ese equipo habrá que meter a martillazos a Bale y no habrá para él otro sitio que el de Di María. La buena noticia para el Barça, puntos aparte, es que Iniesta vuelve y que Messi nunca más jugará tan mal; la mala, que aquel gran Barça empieza a parecer lejano.