Tito Vilanova: la persona y el club
Día triste, día duro, para el Barcelona y para toda la familia del fútbol Tito Vilanova recae y debe someterse a un tratamiento que resultará incompatible con su trabajo como entrenador del Barça. Por tanto, deberá ser relevado, ya se verá por quién. Era algo previsible, que por desgracia se ha confirmado. El Barça se apañó como pudo el curso pasado, cuando reapareció la enfermedad que Tito Vilanova había creído dejar atrás (le apareció durante su último año con Guardiola) y ante esta temporada club y entrenador se aferraban a un pronóstico optimista que una revisión ha desbaratado.
El Barça ha sido víctima de una fatalidad. ¿Cómo podía conducirse el club en un caso así? No podía apartar a Tito Vilanova fríamente, sólo podía confiar en que él diera un paso al lado, pero ¿quién puede reprochar a un paciente que sea optimista respecto a su curación? Las circunstancias se han encadenado de tal forma que sólo ahora, en vísperas del primer amistoso de la pretemporada (acertadamente suspendido) y a menos de un mes de la Liga, se haya producido la noticia de la irremediable incompatibilidad del tratamiento de Tito Vilanova con el trabajo de entrenador del Barça.
Hay que confiar en que la ciencia médica nos compense este mal golpe curando plenamente a Tito Vilanova, en el plazo que sea. Tiempo tendrá entonces de reemprender su carrera como entrenador, en el Barça o donde sea. Frente a la situación personal que atraviesa Vilanova, casi resulta prosaico plantearse quién le va a suceder. Ayer surgieron nombres: Martino, Luis Enrique, Bielsa, Villas-Boas... Hoy, eso es lo de menos. Lo de más es enviarle los mejores deseos a un hombre joven atacado por una enfermedad traicionera que se resiste a rendirse. Como dijo Rosell, lo primero es pensar en la persona.